Luego de un estresante viaje en tren, llegamos a Bruselas a eso de las 9: 30 pm. Habíamos pasado todo el día caminando por Brujas después de salir muy temprano de nuestro hostal en Ámsterdam. Tuvimos un pequeño retraso en el itinerario porque nos pasamos una estación del tren rápido y terminamos en la costa de Bélgica. Por fortuna, contamos con la ayuda de un amable y particular hombre, que al escucharnos hablar español, fingió que sabía hablarlo también y nos saludó. Notamos rápidamente que solo podía decir “hola, buenos días”, que no conocía ninguna otra palabra de nuestra hermosa lengua, y que su inglés era limitado igualmente. Solo se podía comunicar en francés. Al final, la barrera del idioma no fue problema y con su empatía y disposición logró (a machetazos, con señas, muecas y un poco nervioso) indicarnos cómo ir a nuestro destino. A Brujas arribamos al mediodía, bajo un sol picante, que poco a poco se fue tapando por las grandes nubes europeas. Me gusta ponerle naci...
Este espacio es dedicado a todas estas historias que alguna vez vivimos y pensamos en en escribir, pero que luego olvidamos hacerlo. Es una oda a mi infancia, mi vida en Honda, mi paso por el colegio y mis más añorados recuerdos.