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Mostrando las entradas de diciembre, 2014

Feliz año

Se va el año del mundial, del Ébola y el Chikunguña, de la Selfie, de la pendejada del ice bucket challenge, de la Muerte de Gabo, de Chespirito, de Robin Williams, de Philip Seymour Hoffman y el ‘Tío Phil’, de la misma pendejada política de siempre, de la canción Happy, de la “reconciliación y la paz”. Pronto estaremos abrazando el 2015 y muy seguramente todos ustedes tienen miles de propósitos para el siguiente año. Mi consejo es simple, no se maten haciendo listas, ni deseos, ni se devoren las uvas verdes pensando en esto; solo sean felices y encuentren el verdadero amor, si ya lo tienen, aférrense a él con la misma voluntad que lo hace la última hoja de un árbol en otoño. Si son felices, trabajen para ser el doble y para enseñarle a los demás a hacerlo. No traicionen, no mientan, no sientan envidia, perdonen. No nos olvidemos que lo primero que hay que edificar viene desde adentro. Por eso a todos ustedes, que siempre se toman el tiempo de leerme, de enseñarme,

El amor en los tiempos del Chikunguña

Estaba en la entrada de la iglesia del Alto del Rosario comiéndose un 'Raspao' cuando la vio salir de la misa. Ella lucía unas sandalias doradas de escarchas, un short sin bolsillos y una blusa negra con la inscripción "sexy" en su pecho. No le dejó tiempo para reaccionar esta muchacha al pobre turista, nada de tiempo.  Tanto fue el impacto que se le regó el 'raspao', y ella al ver lo que había provocado, sonrió. -"Cuidao' vevé que se me mancha" le dijo con cierto tono de coquetería regetonera la bella dama al turista cuando vio lo que ocurría. Él se intimidó, nunca había visto algo tan exótico como aquella chica con piel color lenteja, y como a cualquiera que viaja, le interesó probar cosas nuevas. Ella se agachó por el vaso donde estaba el 'raspao' y se lo pasó. Ambos se untaron un poco las manos y no se lavaron a tiempo, por lo que la piel quedó 'pegachenta'. -"¿Y usted tan lindo de onde es vevé, y

El contador de historias y su soledad

Y este era un simple hombre de un gran carácter, que de repente se dio cuenta de la habilidad que tenía: contar historias. Podía relatar de maneras hermosas cientos de historias distintas que divertían a sus conocidos y su fama de cuentero se fue expandiendo. Un día, al lugar donde el contador de historias estaba hablando de una travesía que había hecho por un cementerio, llegó una hermosa rubia de ojos miel y mirada penetrante. Ella se quedó fascinada con cada bocanada de frases que salían del contador, palabra tras palabra traspasaban sus oídos convirtiéndose en música para su alma. Se volvió su seguidora más fiel, no podía evitar mirarlo y dejarse envolver por aquel hombre. El contador comenzó a darse cuenta de la presencia de aquella dama y también se entusiasmó. Entonces, al finalizar una presentación del contador de historias, la hermosa rubia se le acercó y ambos coquetearon descaradamente, sin tapujos y con el frenesí del amor alborotado. No hubo filtro alguno de parte y