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Queriendo a la distancia

Me gusta cuando está lejos porque extrañamente la comencé a querer más así y ella a mí también.

Desde hace días viene siendo mi musa y la tinta de mi pluma, juega con mis estados de ánimo a su antojo,  soy su títere; pero soy el juguete más feliz del mundo.

No es perversa, pero sabe el poder que ejerce en mí. Sé que me piensa cuando el sol de primavera le entra por la ventana y la despierta.  Sé que me extraña, como muy seguramente el cielo completamente azul que ella observa mientras hace sus caminatas matutinas, extraña las nubes.

Puedo apostar todo a que mientras el ocaso entra en ese ritual de despedir el día y pinta las nubes de violeta, naranja y verde, ella se acuerda de mi voz contándole un chiste. De no ser así, sería el más mentiroso del mundo.

A mí me pasa un poco parecido. Yo la siento en cada olor agradable que me regala el día y la dibujo en cada ilusión bonita que me recrea la imaginación. La escucho en cada canción hermosa y la evoco en los momentos felices y melancólicos.

La puedo sentir a miles de kilómetros aunque no la vea ni la toque. Tal vez por eso ella anticipa mis movimientos con una certeza de oráculo mayor. Me conoce porque también me siente.

No sé qué me pasa, realmente no lo sé.  Le apuesto todo mi corazón a un tiro al aire teniendo a mi disposición otras opciones que al menos son tangibles. Pero no puedo soportar los gemidos que a veces deja escapar.  Son perturbadores. Se me cuelan por todo el cuerpo haciendo que sude frío. Me estremecen como un temblor. Es una sensación indescriptible,  una delicatesen.

Me confunde tanto como se confunden los colores de las aguas de un estuario y sin embargo, siento que la amo desde el día que me pidió un pent-house en mi corazón. Es más,  estaría dispuesto a clausurar todos los cuartos que tengo, cerrarlos de por vida, tumbarlos y hacer uno sólo para ella. Pero por ahora yo sólo puedo quererla a la distancia y esperar a que ella me quiera cada día más.

Comentarios

  1. Jejee me gusto me gusto, asi tan dulce tu inspiración, había que cambiarle la cara a el de ayer.

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