Ir al contenido principal

La crisis de antes de llegar a los 30

¿Te pasa que aún ves muchas cosas inciertas cuando en el pasado pensaste que a esta edad todo iba a estar resuelto? ¿No te sientes un poco confundido (a) y con algunos temores? ¿Hay decisiones que te cuesta tomar?  ¿Las trasnochadas y salidas a rumbear han pasado a un segundo plano? ¿Te preocupa lo que vas a comer? Bueno, si es más o menos así, estamos en las mismas.

Yo tengo 29 años y tan sólo me queda uno, para salir del club de los 20, ese maravilloso lugar en donde aún se puede justificar una que otra embarrada y reducirla a la "locura".

Pero igual ya se acercan tres décadas viviendo en este mundo que me parece cada vez más desconocido. Ya nadie me dice "estás joven, hay muchas cosas por hacer" y veo con temor cómo algunos se organizan y yo no puedo.

La mayoría de personas que me rodean ya están pensando en formar hogar, o ya lo tienen. Quieren tener hijos, seguir poblando este planeta inviable y yo, simplemente me pregunto qué voy a comer en el almuerzo.

No es que no tenga planes, ni un futuro pensando, ni que tampoco piense que no lo voy a lograr, es que cuesta reconocer que la juventud se va y no se sabe qué camino escoger.

La TV me grita "viejo", Friends cumplió 20 años, 20 años... Uno ve a los personajes hoy en día y le cuesta aceptar que no se parecen a lo que uno recordaba, que el tiempo se ha empeñado en borrarles de a poco el rostro con los que siempre se les veía.

Uno ve que el 'Tino' lleva 10 años sin jugar al fútbol profesionalmente, que los niños que uno conoció, hijos de amigos de los papás, hermanos de conocidos, amigos de los hermanos menores, ya son profesionales.

¿Dios en qué momento se vino todo así encima? ¿Por qué no me pude dar cuenta? ¿No hay un extra tiempo? ¿Un año sabático donde no se cuente la edad? ¿Un año que no exista?

De pensar que ya no podré volver a usar cierto tipo de ropa porque me veré ridículo, que no podré bailar cierto tipo de música porque me podrían demandar por atentar visualmente (aunque siempre creo que han querido demandarme por eso), se me retuerce algo.
La nostalgia es intratable y los esfuerzos por recordar lo que uno anhelaba a esta edad, además de tener todo organizado ya, dan a pensar a veces que se sufre de amnesia.

La gordura es protagonista en ti, y en todos tus amigos, que comienzan a ser adornados por papadas y acompañados de la lentitud. Se desaparecieron ya esas épocas mozas donde se podía conquistar el mundo en una noche, el físico es distinto, el cansancio es mayor y la juventud se va.

No pensé hace unos años que me diera tan duro, debe ser karma por burlarme de otros que en su momento expresaban cosas similares a las que hoy cuento, cuesta y cuesta mucho.

Ya uno habla de "clásicos" y utiliza frases como "en mis tiempos" y recuerda con nostalgia aquellas primeras veces en que la pubertad lo dejaba en ridículo.
Pronto cumpliré 30, en un año, y algunos amigos no están. Algunos con los que pensé pasar el resto de mi vida, eso también hacen los años, van depurando; pero en cambio hay algunos que persisten pese a las tormentas inevitables que le caen a la amistad, que se mantienen a veces colgados de una pequeña raíz, para florecer con más fuerza cuando sale el sol.

Y también llegan otros, unos nuevos, unos que nunca imaginaste conocer y que sientes que quieres de toda la vida.

No sé si sólo es a mí que me pasa (espero que no), pero se me hace más enredado que nunca la situación. No sufro del complejo 'neverland', pero me gustaría que algunas cosas no cambiaran, debe ser producto del complejo de la 'edad de oro' que me aqueja.

Mis amigos, en un año estaré en un nuevo club, espero bajar mi pansa para ese entonces porque hay algunos que dicen que una vez se cumpla 30, y si se llega con esa protuberancia sexy, jamás desaparece y tiende a crecer.

Aquí, ya habiendo cumplido 29 vueltas al Sol, como diría mi amada Lina del Río, recuerdo mi mejor cumpleaños, aquella celebración, que significó los 4 días más felices juntos de un grupo que solía llamarse 'El Combo Alpinito'. Esos cumpleaños de Carolina Carmona y mío, esos días en Taganga.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

"El Corazón tiene más cuartos que un hotel de putas"

No sé si fue por que la hizo Gabo en el año en el que nací, cuando escribió ‘El amor en los tiempos del Colera’,  que esta frase que se extrae del mencionado libro, me llegó tanto la primera vez que la leí, hace ya algún tiempo. No sé si fue porque la leí que comencé a pensar que era cierto lo que decía el maestro Gabriel García Márquez, y antes de comenzar a vivir por los andares del amor, acondicioné esa proposición en mi vida.  Tal vez fue por eso, o porque realmente es cierto, que el corazón, o al menos el mío, tiene más cuartos que un hotel de putas. Y es un hotel grande, al que se le pueden unir socios sin términos ni condiciones, y a los que a pocos les expira la membresía; pero también es un espacio que se puede administrar a voluntad y que si es necesario, se puede desocupar para que sólo un huésped sea el dueño. Sin embargo, en esos cuartos, siempre quedarán memorias de lo vivido, de lo que pasó cuando estuvieron alojados, algún objeto que tal vez...

Atrapado en un momento del que no puedo salir

  He tratado de escribir algo memorable desde hace al menos ocho meses, lo juro, pero siempre me quedo en las primeras líneas y no logro concretar nada. Llegué a pensar que era más probable que James Rodríguez durara un año en un mismo equipo antes de que yo pudiera hilar una historia nuevamente. La última vez que terminé un texto extenso fue cuando le escribí la carta a Mafe. Ella dijo: “Pensé que iba a ser más larga”. Y eso que me tardé casi un año escribiéndola. He intentado de todo: cuentos, reflexiones, confesiones, pero no paso del primer párrafo. De hecho, es un logro que haya llegado hasta aquí con este texto. Al principio no me preocupé. Pensé que era normal estar cansado de pasar todos los días ideando estrategias y formas creativas para proyectos. Pero con el tiempo, comenzó a inquietarme no poder escribir. Releí algunos cuentos míos y, en lugar de sentir orgullo, sentí miedo: miedo de no poder volver a escribir así. No entendía lo que me estaba pasando. Últimamente nada...

Cuarenta años y ninguna instrucción

Hace poco pensé en hacer un video que se llamara 40 canciones y 40 películas que recomiendo antes de cumplir 40 años. Luego lo pensé mejor y me pregunté: ¿a quién carajo le importa eso? Seguramente a muy pocos. Después pensé: ¿y yo qué gano con eso? Pues nada. No sé por qué me preocupo. Caer en este reto de “producir contenido” como si fuera un deber, muchas veces sin objetivo claro, nos está distrayendo. En mi caso, no solo al crear, sino también al consumir. Y consumir. Y seguir consumiendo. Estoy tan disperso que hasta olvidé por qué comencé esta entrada. Ah, ya recordé: voy a cumplir 40 años este 26 de septiembre. Hace poco, mientras cenábamos en un restaurante hermoso en Santa Marta, Angie me dijo que me notaba afanado. —Estás más conservador y preocupado que nunca —aseveró con ese tono costeño, fuerte, guajiro, ese que me encanta. Me dijo que parecía preso de una cárcel invisible. —No logro identificar de dónde viene —dijo. —Viene de mí —le respondí, mientras me comía ...