He tratado de escribir algo memorable desde hace al menos ocho meses, lo juro, pero siempre me quedo en las primeras líneas y no logro concretar nada. Llegué a pensar que era más probable que James Rodríguez durara un año en un mismo equipo antes de que yo pudiera hilar una historia nuevamente.
La última vez que terminé un texto extenso fue cuando le escribí la carta a Mafe. Ella dijo: “Pensé que iba a ser más larga”. Y eso que me tardé casi un año escribiéndola.
He intentado de todo: cuentos, reflexiones, confesiones, pero no paso del primer párrafo. De hecho, es un logro que haya llegado hasta aquí con este texto.
Al principio no me preocupé. Pensé que era normal estar cansado de pasar todos los días ideando estrategias y formas creativas para proyectos. Pero con el tiempo, comenzó a inquietarme no poder escribir. Releí algunos cuentos míos y, en lugar de sentir orgullo, sentí miedo: miedo de no poder volver a escribir así. No entendía lo que me estaba pasando.
Últimamente nada me conmueve. Mi abuela falleció, y aunque sentí una profunda tristeza, no pude llorar. Yo solía emocionarme con las cosas más simples. A medianoche, al llegar un año nuevo, sentía una chispa, una energía indescriptible, como si literalmente algo cambiara en el aire. Me emocionaba hasta las lágrimas y abrazaba a los míos como si hubiera marcado un gol en la final de una Champions. Pero este año no sentí nada.
Y entonces, una noche, mientras conducía a casa después de cenar con Mafe, Bono me lo dijo:
“You’ve got to get yourself together
You’ve got stuck in a moment
And now you can’t get out of it…”
Tuve que detener el carro. Aquellas palabras me partieron en dos porque no quería aceptar lo que era evidente: tengo un bloqueo emocional. Ese bloqueo es el culpable de que tantos temas se hayan quedado en el tintero.
Quise escribir sobre Navidad a principios de diciembre y le pedí a Michi usar su nombre para una entrada. No la terminé. Quería hablar de la nostalgia mentirosa que nos envuelve en esa fecha, la misma que atacó a mi amiga y trató de atraparme ese día. Pero al siguiente amanecí seco, sintiendo nada.
También intenté escribir sobre la vez que Marcela le jaló el pelo a Gali Galeano y Pacho Mario le tiró un mango cuando el cantante de música popular visitó el Colegio Santander. Solo me quedé con el título y el lead.
En estos días escribí que quiero decirle a una mujer que la amo, que la extraño, que la pienso constantemente. Que imaginarme una vida sin ella me quita el aire y me hace querer correr sin rumbo. Pero ahí me quedé, con el hook de lo que pudo haber sido un texto para desahogarme.
Quise dedicarle una entrada a Yuliana y aquella tarde en Barcelona: el paseo por Las Ramblas, el helado Michelin que me invitó, los callejones que recorrimos antes de llegar a la Barceloneta, donde bebimos vino en la playa. Fue magnífico verla después de tantos años. Aún escucho el sonido del mar, el olor de la brisa, el grupo que tocaba a Calamaro cuando teníamos que irnos porque me esperaban en el Camp Nou. Todo fue perfecto. Solo faltó el beso, ese instante que quise inmortalizar pero nunca llegó.
Con tanto combustible emocional, no entiendo por qué no puedo escribir. ¿Será que la terapia sirvió demasiado, tanto que ya no me dejo llevar por lo que antes me condenaba? ¿Esto será pasajero o permanente? ¿Acaso mi tinta ya no es infinita?
Una pequeña pista llegó la semana pasada. Luna, una periquita australiana que tenían mis padres, murió el día después de nuestro regreso de viaje. Fue repentino. El veterinario dijo que probablemente el cambio de temperatura fue la causa: en Santa Fe de Antioquia estábamos a 35 grados, y al llegar a Envigado descendió hasta los 17.
Pinky, su pareja durante cinco años, quedó solo. Llamaba desesperado a Luna mientras el cuerpo frío de ella permanecía en el baño. El veterinario recomendó conseguirle una compañera rápido para que él no fuera el próximo en morir. Así que en cuestión de horas, una nueva periquita compartía jaula con él.
Al principio, Pinky parecía confundido, pero pronto se acercó a su nueva compañera. Como por arte de magia, parecía haberse olvidado de Luna. La vida seguía para él, como si esos cinco años no hubieran significado nada.
“Pájaro mezquino”, pensé mientras lo observaba. Me incomodaba la situación porque, al final, a mí también me olvidaron como a Luna.
Por ahora solo me queda esperar y tratar de no olvidarme de mí mismo porque he comenzado a olvidar muchas cosas. Tal vez me falta algo más para volver a sentir.
Me encantó, para mí el mejor que has escrito.
ResponderBorrarGraciasss por leer en serio que es muy lindo para mí tener estos comentarios. Te podrías identificar por favor ajajaja
BorrarPor favor dedíquele un espacio a lo estoico de ser hincha del Tol…..
ResponderBorrarMe imagino que es Lore?
BorrarMarcela P te ama solo deja fluir
ResponderBorrarYo también amo a Marcela
BorrarUn bloqueo emocional puede ser un mecanismo de Defensa para proteger los sentimientos posterior a un dolor emocional traumático... Otra opción podría ser un aplanamiento emocional o anhedonia, que se traduce en depresión... Sea lo que sea, te deseo mucha fuerza, Carlos Andrés, te admiro un montón, parce.
ResponderBorrarNico que chimba esas palabras. Gracias hermano, en verdad.
BorrarEres como los cantantes, se toman un año para volver a tener inspiración, y la encontraste 🙌🏼
ResponderBorrarSigue el ejemplo del perico 🦜 a reina muerta…
Meter perico ?
BorrarLo amé! Recordé cuando salíamos del Citi a almorzar a un restaurante que se llamaba “azul” nada extraordinario excepto que éramos muy jóvenes, teníamos mucho teníamos tanto y no lo sabíamos… Posdata a mí también me cambiaron después de 11 años y medio como lo hicieron con Luna, pero bueno… Acá estoy
ResponderBorrarGracias por leerme. Que buenos recuerdos traes. Un abrazo y espero que todo esté marchando bien.
BorrarLa tinta es infinita… porque todas las historias que nos compartes nos transportan, nos tocan, nos emocionan; porque todos, en algún momento, somos, fuimos o seremos Pinky, y el show sigue, todo se transforma. Prefiero creer que nos regalaste un año sabático de tu blog para apreciarlo más, mientras nos mantienes enganchados con fotos/historias sin contexto y algunos memes divertidos (¡qué buen marketing!). Gracias por volver hoy a escribir, aún sin ganas o con ganas, pero sintiéndote rarito… Gracias por contarnos del bloqueo, que seguramente se convertirá en una avalancha.
ResponderBorrarMi Lulu no sabes lo que significan para mí estas palabras y sobre todo en el momento que llegan. Que yo pueda tocarte (al menos así porque de otra manera ya no se puede) es una bendición. Para mí es magnífico que pueda conectar con los que me leen siempre y pueda transmitirles eso, y que las personas que me lean también puedan conectar con eso, porque te aseguro que lo que escribo sale desde lo más profundo de mi con esta intención. Te quiero muchísimo
BorrarSúper! Me enganché desde el principio, y que curioso lo del loro, me encanta cómo analogía sobre el amor, él la tiene clara. Cero apego! Jaja me encantó! Un abrazo enorme, continúa por favor...
ResponderBorrarSi se me había hecho raro no volver a ver Historias suyas por ahí pero ya entendí el porqué, la tinta no se extinguirá jamás, solo se transforma y nos deja como resultado escritos tan profundos como este. Las cosas suelen ir marchando de la mejor manera posible y después de ciertas situaciones uno vive la vida casi que por inercia, pero cuando regresamos en la noche sentimos que algo aún nos falta y no sabemos cómo explicar. Lo de pinky es la mejor respuesta a nuestro diario andar por el mundo, todos somos reemplazables sin importar el momento y eso fuera de poder compactarnos nos da la oportunidad de renacer como lo hace cada lagartija que pierde su cola. Usted vivio ese proceso tantas veces incluso; a drede, hasta que encontró la "Cola" con la que mejor se sentía. Que bueno tenerlo de vuelta, usted sabe lo mucho que lo admiro, lo respeto y lo aprecio, un abrazo enorme.
ResponderBorrarTinta infinita y recuerdo infinito, te extraño Carlitos. A veces me pasa igual y justo sentí lo mismo este diciembre, antes era muy emocionante y le escribía a todo mundo mis mejores deseos, esta vez solo me dedique a estar presente con los míos y apreciando el momento…Un abrazo!
ResponderBorrarSiempre orgullosa de ti, de lo que escribes y de lo que eres.
ResponderBorrarME ENCANTA!!! Es como ver con tus ojos y dentro de ti! Amo leerte, te siento más cerca!!
ResponderBorrarEstamos hechos de estos momentos, de la gente que nos rodea, del amor con el que hacemos las cosas, que hayas estado en Barcelona y me hayas dedicado una tarde entera, para mí fue un gran regalo, lo disfruté al punto de hacerlo memorable, veo que para ti también lo fue y eso me encanta, gracias por acordarte, te llevo en el <3 hermoso!
ResponderBorrar