Faltan pocos días para el mundial de Brasil, hay cosas que la selección Colombia debe comenzar a corregir desde ahora si quiere llegar lejos esta vez en una copa del Mundo.
Su línea de volantes de recuperación y su defensa deben ser organizadas por ejemplo. Los factores externos que fueron apabullantes en las ediciones pasadas donde la tricolor participó en un Mundial deben ser abolidos de raíz. El triunfalismo, la adoración desenfrenada, el látigo inquisidor y sobre todas las cosas, Max Caimán o algo que se le parezca.
Corría el año de 1994 y la Selección dirigida por Pacho Maturana se preparaba para devorar a una Selección rumana de la que pocos por estos lados habían oído hablar. Estaba fácil, Colombia venía de humillar a Argentina, Pelé había dicho que seríamos los campeones del mundo y más que nada, teníamos de nuestro lado el infinito poder de Max Caimán, la cábala más traicionera e ingrata que un niño (en mi caso) ha podido tener jamás.
"El toque toque de Max Caimán, le da suerte a la Selección" decía Wilson Enrique Pérez Pérez, el experimentado defensa barranquillero que vistió la camiseta de la 'Tricolor'.
Pues bien, creo que a miles de colombianos se les rasgaron las yemas de los dedos frotando la bendita e ineficiente barriga de Max,esperanzados en que su poder pudiera frenar a un impresionante Hagi que nos hizo la fiesta y que es la hora y Maturana y el 'Bolillo' aún no saben quién es.
Nada pudo hacer ese lagarto de gorra roja y camiseta amarilla para evitar la catastrófica desdicha del peor autogol del mundo. ¡No sirvió de nada! ¡Carajo! Nos ilusionaron, nos convencieron de que podíamos logralo todo solamente con desearlo, nos arrullaron en un sueño en el que mantuvimos despiertos esperando que la magia del pibe Valderrama apareciera y nunca apareció, nos confundieron con esos dibujos animados donde Max Caiman y el bombardero Valenciano destrozaban los enemigos con facilidad, nos llevaron a un mundo de fantasía en donde no solos los niños, sino todo el país creyó, que tan solo rascando la barriga del traicionero anfibio se podía ganar un mundial.
No podemos volver a hacer eso, Max Caimán tiene que quedar de ejemplo para no cometer el mismo error dos veces y debe ser desterrado y declarado como el peor de los enemigos. Colombia tiene que ir a este mundial con humildad y nuestras aspiraciones deben ser razonables, se deben trazar objetivos realistas y entender que sólo el trabajo,la disciplina y el buen juego nos llevarán lejos.
Tenemos que poner los pies en la tierra y no comerle el cuento a la FIFA de que somos la quinta selección del mundo y así la ayuda divina no tendrá obstáculos para favorecernos y bueno quien quita que tal vez jugar con las medias blancas también ayude (?)
Vea el video de los comerciales del traicionero de Max Caimán aqui:
Comentarios
Publicar un comentario