apenas puedo recordar bien cuando conocí a Camilo. La calle aún no estaba pavimentada, Natilia era una niña chiquita y cansona y Manuel, bueno Manuel era Manuel.
No tengo detalles precisos pero algunas imágenes conservo de Andrés y Juan Carlos Quintero, Alan Reyes y Santiago Caldas y de Camilo, con sus rameras de béisbol.
Siempre ha sido el mismo, un tipo fiel a sus convicciones que aprendió de la vida por el amor a su equipo de fútbol. Apasionado y entregado, tiene valores arraigados difíciles de conseguir en estos días, donde escasean las buenas costumbres y sobra la mierda.
Siempre estuvo convencido de su potencial y su carisma, aunque no se note mucho a veces, es un grato contagio.
Por eso no me parece extraño que hoy sea un gran esposo y que se hubiera ganado la fortuna de conocer a la gran mujer que tiene a su lado. Es buen hijo y un buen hermano.
Por eso no me extraña que sea un amigo incondicional que está en las buenas y sobretodo en las malas y que no escatima en palabras para decir la verdad, ni en elogios para reconocer la grandeza de ciertos actos.
Hoy, que está cerca de cumplir otra vuelta personal al sol, sigue demostrando que pese a su fuerte carácter, pese a su indomable y a veces pesado genio, pese a que en ocasiones salga con Catalina sin que Lorena se de cuenta, trabaja por seguir siendo una mejor persona todos los días y por fortalecer sus creencias y pasiones.
La vida, todos nosotros, necesitamos de personajes como él, para motivarnos, para alegrarnos, para putiarlos, para apoyarnos de vez en cuando en él y darle nuestro apoyo... y claro está, para decirle que lo queremos mucho y que le deseamos un feliz cumpleaños.
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