Se va el año del mundial, del Ébola y el Chikunguña, de la
Selfie, de la pendejada del ice bucket challenge, de la Muerte de Gabo, de
Chespirito, de Robin Williams, de Philip Seymour Hoffman y el ‘Tío Phil’, de la
misma pendejada política de siempre, de la canción Happy, de la “reconciliación
y la paz”.
Pronto estaremos abrazando el 2015 y muy seguramente todos
ustedes tienen miles de propósitos para el siguiente año.
Mi consejo es simple, no se maten haciendo listas, ni deseos,
ni se devoren las uvas verdes pensando en esto; solo sean felices y encuentren
el verdadero amor, si ya lo tienen, aférrense a él con la misma voluntad que lo
hace la última hoja de un árbol en otoño.
Si son felices, trabajen para ser el doble y para enseñarle
a los demás a hacerlo. No traicionen, no mientan, no sientan envidia, perdonen.
No nos olvidemos que lo primero que hay que edificar viene
desde adentro. Por eso a todos ustedes, que siempre se toman el tiempo de
leerme, de enseñarme, de quererme y tal vez de odiarme, les deseo para este
nuevo ciclo, esta nueva vuelta al sol, que sean felices.
La felicidad no es sencilla de encontrar, porque para
nosotros lo fácil a veces nos resulta sospechoso y siempre, sin saberlo,
desechamos cosas maravillosas porque no parecen confiables, nos complicamos el
camino pensando que todo lo fácil es malo y todo lo bueno es difícil.
Pero no siempre es así, en lo más simple están las cosas que
producen felicidad y pese a que el sacrificio siempre hace parte de las
victorias, uno tiene que aprender a disfrutarlo.
La felicidad puede estar en abrazar a sus perros, a sus
seres amados, en una flor en medio del pavimento, en los colores violetas
y naranjas de los atardeceres, en un gol, en esa canción que no se puede dejar
de escuchar, en un taza de café, en un beso a la primera cita, en hacer el amor
desenfrenadamente, en todo eso está Dios también.
Atesoren esos momentos, acumulen felicidades, alejen lo que
los destroza, réstenle importancia, no pierdan la capacidad de dejarse
maravillar por las cosas.
Ahora, no es sencillo hacer todo esto, es mi mayor lucha
todos los días, la de domar mis demonios, a veces fallo, a veces me veo mal,
pero cuando lo logro, lo demás viene por añadidura porque la felicidad le abre
camino a las cosas buenas y positivas.
Familia, amigos, amigas, conocidos,
detractores, compañeros, gracias por hacer parte de este maravilloso año que se
va.
Espero que pasen rico. A muchos los amo, a todos los quiero. Les regalo mis letras y espero que me perdonen si he fallado alguna vez.
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