No podré ver en tus ojos mi despertar, ni sentir minutos antes de levantarme del sueño profundo, el roce suave y delicado de tu pelo al acariciarte y abrazarte por la espalda.
Tampoco oiré tú respiración, ni los pequeños sonidos que dejas escapar mientras sueñas. Porque siempre sueñas antes de despertar. Porque tú en si, eres un sueño, un hermoso sueño de carne y hueso.
No estaré ahí para ver como caminas despacio y somnolienta hacia el baño, y te pones la bata tras desnudarte, y vuelves a la cama un poco más animada para terminar de despertarme.
No te quitaré esa bata, ni pasaré suavemente mis manos por tu cuello, ni las deslizaré hasta tus redondos y bien abastecidos senos. Tampoco los besaré, con la pasión con que lo hago, como si me quisiera quedar a vivir en medio de ellos para siempre.
No veré cómo tú piel se eriza y tus bellos se ponen de punta, como si en el techo un imán intentara arrancártelos; no me besarás y saltaras encima mío; no haremos el amor y tú no gritarás con fuerza para despertar a los vecinos.
No veré cómo tú piel se eriza y tus bellos se ponen de punta, como si en el techo un imán intentara arrancártelos; no me besarás y saltaras encima mío; no haremos el amor y tú no gritarás con fuerza para despertar a los vecinos.
No, para mañana cuando te levantes ya me habré ido. Mi maleta pesará al igual que el baúl de mis recuerdos contigo. Mi corazón no latirá de la misma manera y tal vez no pueda respirar igual.
Estaré lejos y los siguientes amaneceres seguirán siendo tristes. Pero estaré contigo, porque si uno de los dos puede sobrevivir, el otro vivirá en él para siempre, y tú vivirás por los dos, porque yo soy tuyo, y todo de mí se quedó contigo...
Estaré lejos y los siguientes amaneceres seguirán siendo tristes. Pero estaré contigo, porque si uno de los dos puede sobrevivir, el otro vivirá en él para siempre, y tú vivirás por los dos, porque yo soy tuyo, y todo de mí se quedó contigo...
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