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Todos estamos rotos


 

A medida que avanzan los días y uno va conociendo más a fondo a las personas que lo rodean o conoce nuevos personajes es cada vez más notorio e impresionante lo roto que todos estamos, pero más asombroso es aún el hecho de que lo hemos normalizado tanto que parece no tener sentido ni importancia y no hacemos nada por recomponerlo.

Hoy leí una noticia sobre Amber Heard, que después de demandar a su exesposo Johnny Depp porque supuestamente le pegó y la maltrató, protagonizar junto a él el juicio más mediático de la última década por difamación y perderlo, salió a decir que todavía lo ama con todo su corazón.

Resultará muy fácil lanzar juicios de valor al respecto, como el hecho de decir que ahora ella quiere parecer una mujer confundida por amor porque tendrá que pagarle más de 7 millones dólares luego de perder la batalla judicial contra su ex y toda su credibilidad ante el mundo, o que tal vez sus declaraciones hacen parte de sus “actuaciones y artimañas”. Podrán salir asegurar un sinnúmero de especulaciones, solo ella sabe lo que es cierto (o tal vez no), pero la verdad es que todo esto pasa porque Amber está rota.

Está igual de rota como estamos todos. Algunos mucho más, claro está. Algunos tienen una grietas mucho más visibles y evidentes, difíciles y hasta imposibles de resanar (como Amber). Otros están pegaditos de a pedacitos, se ven un poco mejor y, sin embargo, se les alcanza a ver el daño.

Esas hendeduras son las que nos causan dolores, las que amañan nuestras decisiones, las que nos hacen dudar, nos llenan de desconfianza, nos ponen tristes de la nada, nos quitan el sueño, nos llevan a la oscuridad, nos impiden avanzar, nos hace llorar,  nos saca el mal genio, nos hace a veces insoportables e irreconocibles, nos nubla el criterio, nos llena de cosas innecesarias, nos empuja a decir y a decirnos mentiras, nos llena de excusas, nos estanca en el pasado, nos quema, nos desestabiliza, nos hace sentir celos, nos enferma, nos hace ser infieles, nos convierte en hipócritas y nos transforma en otras personas.

Como todos estamos rotos es difícil recomponernos. Las conexiones cada vez se hacen más complejas porque la mayoría cree que las fisuras nunca se cerrarán, o que se cierran solas y no piden la ayuda de nadie. La mayoría anda en obra gris, en reconstrucción, con temor a que sus rotos se conviertan en hoyos gigantescos que terminen por consumirlos completamente, entonces toman decisiones alocadas como enfrascarse en la soledad, acudir a gurús y estafadores que prometen conexiones hasta con extraterrestres, leerse la carta astral para trazar un mapa en base a eso y vivir experiencias que piensan que pueden ayudarles, pero que les ocasiona todo lo contrario.

No soy experto, ni sé cuál es el mejor camino para evitar que esto siga pasando. No sé si podamos sanarnos entre rotos o nos hagamos más daño. De lo único que estoy seguro es que esto es algo que nos tiene que pasar sí o sí, porque como decía Hemingway: "todos estamos rotos, así es como entra la luz"…

 

 

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