Era la última noche de nuestro paseo y de repente, se acercó al grupo un hombre de mediana estatura. Lucía desgastado y cargaba una barba sucia en su rostro, su pelo también se veía igual. Tenía en sus manos un gato como de 3 meses de edad, una mochila con los colores de la bandera de Colombia y una camisa que antes era blanca, pero que con el desgate y el mugre ya era amarilla. En la mitad de esta, tenía escrita la palabra ¨oum¨ con un marcador. Su nombre era Luis, lo primero que le dije a Mariana es que se me parecía a Fito Paez, obviamente con un trajín de vida mucho más agitada y llena de necesidades. – Tienes razón- me dijo sonriendo mientras lo miraba detalladamente. Nuestro Fito se nos acercó, pidiendo latas usadas. Esa noche, sólo teníamos unas 6, que eran de unas bebidas energizantes que habíamos tomado horas antes. Me causo una curiosidad enorme su manera de hablar, de forma lenta y parsimoniosa se desprendían las palabras de su boca. Pude notar que le hacían fa...
Este espacio es dedicado a todas estas historias que alguna vez vivimos y pensamos en en escribir, pero que luego olvidamos hacerlo. Es una oda a mi infancia, mi vida en Honda, mi paso por el colegio y mis más añorados recuerdos.